Más sobre Mandalas
Los Crops Circles
Del ingles, “círculos de la cosecha” o agroglíficos son motivos geométricos complejos, diseñados en forma muy precisa, que suelen aparecer en los campos sembrados y a veces también en el hielo, la nieve o la arena. Estos motivos tienen en común que están siempre dibujados en hueco, por el aplastamiento de la vegetación sobre la tierra, haciendo que las figuras geométricas se presenten como grabados.
Aunque los crop circles no son un fenómeno reciente -hay testimonios que datan de 1678-, adquirieron mayor interés a partir de 1990, con la aparición de formaciones en los campos ingleses con diseños cada vez más espectaculares. Desde 1976, se calculan en más de diez mil, siendo su origen completamente desconocido.
Los que estudian este formato desde hace décadas identifican algunas constantes que permiten reconocer un crop circle original de copias realizadas por grupos de personas: hay cambios moleculares en las semillas ubicadas dentro de las formaciones, se notan alteraciones electromagnéticas, la vegetación está aplastada sobre la tierra como debido a una fuente de calor -esto ensancha el nudo donde se dobla la planta- y en general este aplastamiento es concéntrico.
Es notable que la mayoría de los crop circles aparecen en Inglaterra, en Wilshire, y más específicamente en los alrededores de Avebury y Silbury Hill, durante los meses del verano europeo -junio, julio y agosto-, cuando la vegetación está en su máximo desarrollo. A partir de agosto, los dueños de los campos comienzan la cosecha y estas formaciones desaparecen.
Mi interés por los crop circles es puramente estético. Me siento atraída por estos mandalas naturales y por su estructura geométrica. La espiral de Fibonacci, el pentagrama o estrella de cinco puntas, el rectángulo áureo y la vesica piscis, entre otras formas, tienen la capacidad de producir una resonancia armónica en el ser humano.
Floki Gauvry
Laberintos Gigantes:
Recorrer con un dedo o con ambas manos simultáneamente un Laberinto tridimensional, vivenciar el cuerpo físico como un Mandala y la conciencia personal como centro del Universo, peregrinar dentro de Laberintos de meditación construidos con Geometría Sacra o internarse corporalmente dentro de Mandalas gigantes como la Rueda de la Vida Tibetana, son experiencias que nos conectan con el campo del Ser.
Especialmente en estos tiempos turbulentos en los cuales nuestro hacer es cada vez más acelerado, estas Herramientas Sagradas de transformación facilitan la apertura de nuestra conciencia a la visión de la Unidad. Son instrumentos que sirven a la curación de la fragmentación y otorgan una visión más clara de la realidad como un todo interconectado pleno de sentido. Con esta comprensión, el amor surge espontáneamente, la violencia disminuye o desaparece, pues sería insostenible que una parte del cuerpo tuviera como propósito dañar a otra parte del mismo organismo.
La percepción de la conciencia de Unidad subyacente a todo y todas las cosas, hace surgir un sentimiento de amor, solidaridad y cuidado hacia la humanidad y el planeta, recordándonos nuestra responsabilidad en la promoción de la paz en la comunidad donde habitamos.
Las prácticas con Mandalas nos ayudan a descubrir el cosmos en medio de tanto caos, pues su propósito es abrir las puertas del alma, que nos conecta con el Espíritu universal.
Una de las llaves que abren esas puertas es el silencio, el silencio para escuchar y escucharse. Aprender a estar en silencio es un arte. No es sólo el silencio externo, es aprender a tener el corazón y la mente silenciosos.
En ese silencio podemos cultivar una actitud interna de no-juicio, no-crítica: un Testigo impersonal capaz de mirarnos curiosa y amorosamente. Que nos acompañe en nuestros recorridos, en nuestro proceso, que sea un espejo de nosotros mismos para convertirnos en seres cada vez más reales y más concientes.
Con ello nos conectamos con nuestra alegría innata. En la utilización de las Herramientas de Transformación de conciencia no hay reglas fijas, no hay un “debe hacerse así”, sino que cada uno es su propio maestro y es libre de experimentar. Esto permite el florecimiento de la propia creatividad y una alegría que no depende del éxito en la satisfacción de nuestros deseos y necesidades. Es la Alegría de estar vivo y Ser, la alegría de estar en contacto con la propia humanidad esencial.
La Espiral y la evolución de la Conciencia
En el Universo en apariencia caótico subyacen un orden y un sentido. Las épocas de crisis, de turbulencias y cambios son momentos ideales para encontrar refugio en los valores estables y eternos que anidan en nuestro centro interior estable y eterno. Y la geometría sagrada es un camino real que nos conecta con la belleza, armonía y equilibrio de la Creación y del plan cósmico para la evolución de la conciencia.
La espiral y la forma helicoidal basada en la espiral aparecen en todos los reinos de la naturaleza, en lo micro y en lo macro: en piñas, girasoles, caracoles, huracanes, galaxias… y en la molécula de nuestro ADN. De allí la atracción que ejerce: por resonancia invita a la intimidad con nosotros mismos y a la intimidad con el Universo.
La Creación se originó en el vacío y el primer movimiento de organización es el de una espiral que gira sobre su propio eje. Por ello, es un símbolo de expansión y crecimiento, un anhelo de desarrollo hacia la totalidad. Es uno de los diseños más antiguos, que acompaña al hombre desde la prehistoria en distintas culturas y latitudes. Y, como todos los símbolos, tiene una función transformadora de nuestra energía psicoespiritual. Nos convoca a desacelerar nuestra marcha y escuchar el dulce susurro de la quieta verdad.
Si bien la definición de espiral es “una línea curva que da vueltas alrededor de un punto, alejándose cada vez más de él”, las hay de distintos tipos. A continuación describo algunas de ellas.
En la espiral de Arquímedes, las vueltas sucesivas tienen distancias de separación constantes, mientras que en la espiral logarítmica las distancias entre las vueltas se incrementan en progresión geométrica.
Espiral de Arquímedes I Espiral logarítmica
Entre las espirales logarítmicas, hay dos que se distinguen especialmente, que son la espiral de Durero (también llamada espiral áurea) y la espiral de Fibonacci.
La espiral áurea está asociada a las propiedades geométricas del rectángulo de oro. La razón de crecimiento es Φ, es decir, la razón dorada (1,6180…). Su diseño está basado en la propiedad del rectángulo áureo de dividirse en un cuadrado y un rectángulo que a su vez es áureo, en forma infinita.
La espiral de Fibonacci se construye con el proceso inverso, empezando desde el centro. Se comienza con dos cuadrados de lado 1, luego se añade otro de lado 2 (que es el resultado de la suma 1 + 1), después otro de lado 3 (dado por la suma 2 + 1), el siguiente de lado 5 (obtenido de la suma 3 + 2)… Es una sucesión sin límite de cuadrados cuyos lados forman la serie de Fibonacci (1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21…).
La relación entre la espiral áurea y la de Fibonacci es estrecha, pues los cocientes de términos consecutivos de la serie de Fibonacci tienden al número áureo, Φ.
La espiral tiene dos movimientos, ambos necesarios en la vida y la evolución: a) el de implosión, que nos lleva hacia nuestro centro, y b) el de explosión, por el que irradia desde aquél hacia fuera. Conectarnos con ella nos permite trascender el tiempo lineal de nuestra mente racional, para sumergirnos en el tiempo sin tiempo —el eterno presente— de la conciencia esférica. Y es en el fuego de la presencia donde nuestra conciencia se transforma y propicia la transformación de la conciencia colectiva.
“El espíritu humano avanza de continuo, pero siempre en espiral” (Johann Wolfgang von Goethe).
Por su propiedad de crecer sin que se modifique la forma de la figura total, la espiral evoca la permanencia del ser a través de las oscilaciones del cambio. De allí que algunos estudiosos asocien espiral con espiritualizar. En antiguas culturas, la voluta espiralada era símbolo del aliento y del espíritu; el dios egipcio Toth (Hermes Trimegisto) aparece representado en algunas imágenes con una gran espiral sobre la cabeza y los faraones la tenían en su cetro de poder.
Y ¿quién no recuerda aquel querido juego de la oca que compartíamos de niños, en el cual recorríamos en espiral distintas pruebas que nos enseñaban a superar las que luego la vida nos presentara? Lo que quizás entonces no sabíamos es que ese juego también es una metáfora de un camino iniciático en el que las ocas eran las guías sagradas enviadas para dar consejo a los humanos acerca de cómo alcanzar la trascendencia que el alma anhela.
Los movimientos del espíritu no son círculos viciosos, sino movimientos espiralados que conducen, a través de nuestras experiencias humanas, de un nivel de conciencia a otro evolutivamente superior. Vivimos todas las historias —trágicas y risueñas—, cantamos todas las canciones —melodiosas y desafinadas—, bailamos todas las danzas —exaltadas y ceremoniosas—, pues a través de la experiencia es como podemos ir ampliando nuestra conciencia y elegir, a veces por ensayo y error, lo que trae paz y plenitud a nuestra alma y bienestar y alegría a la de aquellos con quienes convivimos. Tenemos la bendita oportunidad de develar, en todas y cada una de las experiencias que vivimos, lo que guía a nuestra conciencia hacia la Unidad.
Toroide
El tubo toro o toroide es un modelo que nos permite comprender la estructura primordial del Universo en todas las escalas, sea el campo electromagnético que envuelve a la Tierra y a cada uno de nosotros, sean los átomos y fotones. Geométricamente construido con espirales áureas circunscriptas en una esfera, Dan Winter nos enseña que “en la figura del toroide encontramos reunidos todos los principios de la Geometría Sagrada, a saber: el Gran Vació, la Ley de Unidad, la Ley de Dualidad, el Principio de auto-sustentación, los tres números pilares matemáticos de la Geometría Sagrada: Phi, Pi, Euler” y Nassim Haramein que “un toroide es como la respiración del Universo, es la forma que toma la corriente de energía en cualquier nivel de existencia”. Es el pegamento que sostiene unido a todo el Cosmos y, a nivel humano, la energía que nos mantiene vivos y concientes. Cuando miramos la naturaleza con los ojos del asombro encontramos la magnificencia de todo lo Creado. Entre tantos otros ejemplos: si cortamos transversalmente un tomate o una manzana descubrimos un maravilloso mandala y, si el corte es longitudinal, nos sorprende la figura toroidal. La energía de un tubo toro está en equilibrio, se autorregula y siempre es completa. Es un sistema auto organizado que se controla a sí mismo y se mantiene constante. Por ello es que los actuales proyectos de creación de fuentes inagotables de energía libre, que no requieren combustibles orgánicos, se basan en esta geometría esencial del Universo. Similarmente en cada uno de nosotros, seres humanos, hay una conciencia central que está siempre presente y testigo de lo que acontece. Cuando silenciamos nuestros diálogos internos y acallamos la mente que se afana en justificaciones y racionalizaciones, conectamos con la fuente ilimitada de energía de la que todos nos nutrimos.
Ana Inés de Avruj
Los Domos Geodésicos
Están compuestos por una repetición de figuras de simetría .Estas figuras las encontramos en todo nuestro entorno natural, en las flores, en las colmenas, en la en las gemas, en estructuras moleculares, en el ADN, en la forma de nuestro planeta y en la disposición en que gira nuestra galaxia. La consideramos Geometría Sagrada. Las formas circulares han sido elegidas por el ser humano , desde tiempos remotos, los animales también la emplean al construir sus nidos.
La esfera nos trasmite al habitar en su interior, una sensación de recogimiento , de introspección, se crea un espacio sagrado. Nuestra intención es construir espacios para habitar en armonía y paz. Que nos ayuden a realizarnos, a inspirarnos y a vibrar en armonía con nosotros mismos y nuestro entorno. Todo es fractal, todo es geometría , algo despertó en mi cuando tuve conocimiento de esa existencia.
Matias Rizzone precursor de Bio Domos
Rangooli, India
La práctica de realizar esos diseños en el piso, se utiliza también para dar la bienvenida a huéspedes ilustres o para alguna celebración, y se lo conoce como Rangooli, pueden ver la foto que tomé durante mis viajes.
También se realizan mandalas o yantras en otras superficies cotidianas. Estos diagramas a menudo son simples incisiones en piedra, madera o metal (principalmente oro o cobre, o una aleación de cinco metales considerada en India sumamente benéfica y sagrada). Los altares en los que se reverencia a las deidades y a los maestros suele decorarse también, por ejemplo armando mandalas con pétalos de flores o con semillas diversas. Pueden también ser llevados como amuletos personales, en cuyo caso estarán dibujados en tinta sobre papel, y pueden tener incorporadas letras (matras) del alfabeto sánscrito o fórmulas silábicas denominadas Mantras (sonidos sagrados). En definitiva, los mandalas forman parte de su cultura y de su tradición de una manera natural, casi inadvertida.
Me ha sucedido más de una vez, al llevar trabajos de investigación sobre mandalas en salud mental a Congresos internacionales de Salud realizados en India, que ellos mismos resultaban sorprendidos y maravillados de que el uso que para ellos es tan natural se comience a estudiar sistemáticamente. Me gusta meditar sobre los aportes que cada cultura le hace a la otra, como podemos interactuar con las riquezas de todos.
Hay mucho para agradecer al pueblo y la cultura de India. Nos han brindado una herramienta maravillosa para sanar emociones y lograr mayor calidad de vida. Nosotros también incorporamos los mandalas a la vida cotidiana, en las escuelas, en los diseños, en la decoración. Quizás tomamos fundamentalmente el aspecto estético, pero también habemos quienes los utilizamos para sanar y conectarnos con lo más sagrado de nuestro Ser.
Me siento feliz de poder decir que en la actualidad, realizo y trabajo con mandalas sin tener que explicar nada más, sin que me pregunten: “¿Mandala? Manda..qué???” como sí lo hacían hace años.
Tenemos mucho más que aprender de estas culturas milenarias, pero vamos por buen camino… un camino con corazón.
Lic. Laura Podio